El Caribe es una región que no deja de sorprender y atrapar por su increíble cantidad de destinos turísticos. Hoy es día de conocer Dominica, un país insular que reserva a sus visitantes playas tranquilas, naturaleza casi intacta y una maravillosa sensación de paz que nace al observar sus lindos paisajes y el infinito mar azul que circunda esta isla.

Localizada en pleno Mar Caribe, entre dos territorios franceses —Guadalupe al norte y Martinica al sur—, Dominica tiene gran parte de su pequeño territorio (unos 750 km²) cubiertos por selva tropical, con muchos ríos, cascatas y manantiales, algunos de ellos pertenecientes a áreas protegidas. Una abundante flora y una riquísima fauna componen un ecosistema diverso, en una tierra de origen volcánico y que incluso posee el mayor desierto de todo el Caribe.

Considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde hace casi 2 décadas, el país tiene en su capital, Roseau, su principal centro poblacional. Esta ciudad de menos de 20.000 habitantes posee atractivos como la Catedral Católica de Roseau, de estilo romano-gótico y construida sobre una colina con piedra volcánica, los Jardines Botánicos (llamados The Gardens, en inglés) y el casco antiguo, en el cual edificios de estilo criollo, francés y británico se mezclan con construcciones más modernas.

En las afueras de la ciudad, también es posible conocer sitios muy interesantes, como es el caso del valle del río Roseau, donde están las Cataratas de Trafalgar (Trafalgar Falls). Son dos cascadas, una de 38 metros de altura y la otra de 23, en lo que es el punto turístico más importante de la isla. También en el valle se encuentra el Titou Gorge, una piscina natural que, al lado de las fuentes termales y de la Emerald Pool, un sitio compuesto por cascada y otra piscina natural, es uno de los mayores encantos dominiqueses.

Los amantes de la naturaleza tienen en el país un verdadero paraíso, puesto que son muchas los animales que habitan la isla. Algunos de los más raros son el escarabajo Hércules, el loro de garganta roja (conocido como Sisserou y considerado el ave nacional) y el pato arborícola de las Indias Occidentales. El buceo es altamente recomendado: erizos, medusas, cachalotes y tortugas gigantes pueden ser apreciados en su hábitat, bajo las aguas cristalinas de la región.

Y aunque Dominica no es un lugar conocido precisamente por sus playas, estas existen y están dotadas de enorme belleza. Ese es el caso de Douglas Bay, que es extremadamente tranquila y sin olas, ideal para el snorkel. A su vez, Cabrits es una zona costera de gran importancia histórica, que proporciona vistas maravillosas, como las que se aprecian desde Fort Shirley. Por otra parte, Champagne Beach es un sitio idílico y especialmente atractivo para adeptos del buceo.

Todavía hay tiempo para hablar de otro motivo para visitar Dominica: su gastronomía, muy influenciada por la culinaria francesa y también la africana, lo que asegura una combinación exquisita e inusual. El pollo de montaña (que en realidad está hecho de ranas), el cangrejo relleno y la sopa de pescado están entre los platos más requeridos. Asimismo, deliciosas frutas tropicales pueden ser degustadas, ya sea puras o convertidas en refrescantes jugos de varios sabores.

Fotos: Roseau y Fort Shirley, por Jean & Nathalie; y Trafalgar Falls, por Anthony Quintano (todas en Flickr)


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