Entre las muchas maravillas encontradas en la inmensa costa de Brasil, se destaca el archipiélago Fernando de Noronha, de 26 km² y formado por 21 islas e islotes, en pleno Océano Atlántico. Se trata de un lugar de belleza fuera de lo común, naturaleza muy bien conservada, aguas verdes que recuerdan el Caribe y un mar límpido que permite bucear y jugar demoradamente con los delfines que habitan la región.

El archipiélago está situado cerca del estado de Río Grande del Norte, pero pertenece a Pernambuco. Para llegar a las islas, se debe tomar un vuelo desde una de las capitales de estos dos estados (Natal y Recife, respectivamente).  Gran parte de Fernando de Noronha (unos 8 km²) está protegida por haber sido declarada Parque Nacional, en virtud de las incontables especies endémicas allí existentes y de la gran concentración de delfines.

De hecho, en Fernando de Noronha se encuentra la Bahía de los Delfines, que es considerado el lugar de observación de estos animales más regular de todo el mundo. El delfín rotador o acróbata de hocico largo es una especie muy común en esas aguas y que encanta a todos por los varios saltos en forma de pirueta sobre su propio eje que está acostumbrado a realizar.

Fernando de Noronha cuenta con poco más de 3 mil habitantes, todos ellos en la Villa de los Remedios, único asentamiento humano existente, distante unos 545 km de Recife y otros 360 km de Natal. Este lugar es particularmente encantador por ser como una pequeña aldea donde se disfruta de la naturaleza y la tranquilidad, con pobladores que viven básicamente de la pesca y del turismo.

Los buceadores encontrarán en este archipiélago un paraíso natural, conocido internacionalmente para esa práctica. Sus aguas cálidas permiten descensos de hasta 40 m sin la necesidad de ropa especial. Durante la zambullida, es posible observar todo tipo de peces y plantas, y también los ya mencionados delfines y las tortugas, además de tiburones, por lo que es necesario recabar informaciones acerca de la seguridad y, preferentemente, contratar alguna de las tres operadoras de buceo del lugar.

En tiempos pasados, el archipiélago sirvió como prisión debido a su ubicación casi inaccesible. Hoy, todavía guarda muchos fuertes, como el de Nuestra Señora de los Remedios y el Fortín de la Playa de la Atalaya, y reductos, algunos de ellos en ruinas. El Cerro Dos Hermanos, que es una formación rocosa natural, es otro de los sitios para visitar durante la estadía en el lugar.

Este texto no quedaría completo si no mencionara las playas que hacen que Fernando de Noronha sea un lugar tan buscado por turistas de todo Brasil e incluso de otros países. La Playa de la Conceição, con sus arenas de color castaño claro, es una de las más buscadas, mientras la Bahía de los Puercos tiene acceso difícil, pero vale la pena por sus piscinas naturales de aguas transparentes. Por su parte, la Bahía del Sancho ofrece un paisaje absolutamente deslumbrante, lo que la llevó a ser considerada como la playa más bonita del país.

Fotos: Vitor Pacheco, reisezeiten2 y Eduardo Barros (todas en Flickr)


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