Fundada en 1549 con el nombre de San Salvador de la Bahía de Todos los Santos, la antigua capital de Brasil (hasta 1763) es un lugar mágico, donde se respira diversidad, historia, misticismo, espiritualidad y alegría. El turista que desee conocer a fondo las maravillas y tradiciones brasileñas debe considerar fuertemente visitar esta ciudad del nordeste del país sudamericano.

Conocida también como «Capital de la Alegría» y «Roma Negra», Salvador posee un centro histórico riquísimo y muy bien conservado, que transporta al visitante a épocas del Brasil colonial. Considerada Patrimonio Histórico por la Unesco, la región central está compuesta por muchas calles y monumentos bellísimos. Se trata de un conjunto arquitectónico en estilo barroco portugués, que cautiva a todo aquel que lo conoce de cerca.

Uno de los sitios más emblemáticos del centro y de toda Salvador es el Pelourinho, donde antiguamente se castigaba a los esclavos y que hoy es un barrio de casas de colores vivos y atractivos, además de un sitio de mucha efervescencia cultural. Gracias a su enorme riqueza e importancia, el lugar es denominado  «Centro Cultural del Mundo» por la Unesco, un honor único y que hace justicia a este histórico barrio bahiano.

Segundo mayor destino internacional de Brasil, detrás solamente del Río de Janeiro, Salvador cuenta con un sinfín de sitios turísticos, entre los cuales se destaca, por ejemplo, el Farol de la Barra. Conocido también como Farol de San Antonio, tiene 22 m de altura y se encuentra en el Fuerte de San Antonio de la Barra, que hoy es una de las tarjetas postales de la ciudad.

A su vez, la Bahía de Todos los Santos, que dio origen al nombre del estado, es una entrada de mar de 1.233 km² y 300 km de contorno litoráneo. Allí, existen 56 islas, como la Isla de los Frailes, de la Marea, del Buen Jesús y del Miedo. La más importante, sin embargo, es la de Itaparica, habitada por más de 50.000 personas y que está distante 45 km de Salvador a través de balsa. Las artesanías, la culinaria y el folclore de este lugar lo convierten en un gran paseo.

De vuelta a la ciudad, vale la visita el Mercado Modelo, con 263 tiendas donde se pueden comprar toda clase de artesanías y recuerdos de Bahía, además de tradicionales restaurantes de la exquisita culinaria bahiana. Otro sitio muy atractivo es el Ascensor Lacerda, que conecta la Ciudad Baja a la Ciudad Alta; con 72 m de altura y dos torres, proporciona una vista maravillosa de la capital. Finalmente, la Iglesia de Nuestro Señor del Bonfim es un lugar de extrema importancia histórica y religiosa.

En lo que se refiere a la costa, las opciones más interesantes que ofrece la ciudad son la Playa del Puerto de la Barra, que tiene una excelente infraestructura y cuyas olas invitan al surf, así como la Stella Maris, que permite todavía el windsurf y el sandboard. A su vez, la Ondina, una de las más frecuentadas, tiene aguas tranquilas y se presta para el buceo, mientras la famosa Playa de Itapuã dispone de aguas verdes, coqueros y piscinas naturales. También está la Playa de los Artistas, de mar agitado y que recibió ese nombre por ser la preferida de Caetano Veloso y Gal Costa, entre otros.

Salvador es una ciudad impresionante y un verdadero tesoro de Brasil y del mundo. Su gastronomía, tradición religiosa y su Carnaval son tan ricos que ameritan textos exclusivos para cada uno de ellos. La atmosfera que existe en sus calles, transitadas por las simpáticas bahianas y por un pueblo de gran mestizaje étnico y cultural, con la fusión de valores africanos y latinoamericanos, es inigualable, haciendo de la capital bahiana un destino obligatorio para quien viaja a Brasil.

Fotos: Pelourinho, por smichels; Bahía de Todos los Santos, por Claudio Urpia; y Fuerte de San Antonio de la Barra, por Igor Saintz (todas disponibles en Flickr)


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