La Isla de Itamaracá es un maravilloso sitio de la costa de Pernambuco, fabuloso estado del Nordeste de Brasil, que presenta playas de rara belleza, sitios históricos y maravillas como una gran fortaleza, ruinas y casas coloniales, así como una deliciosa gastronomía.
Esta isla, situada en el litoral norte de Pernambuco, a solo 47 km de la capital del estado, Recife, fue el escenario de luchas entre portugueses y holandeses en el siglo XVII. Esos enfrentamientos ocurrían alrededor del Fuerte Orange, construido en tapia en 1631 y reconstruido años después en piedra, albergando actualmente una capilla, un museo y diversas tiendas de artesanías.
Desde el Fuerte Orange es posible avistar y también tomar un barco o lancha rumbo a la Corona del Avión, una linda islita que cuenta con varias sombrillas y kioscos en los cuales el turista se relaja y encima disfruta de algunas exquisiteces del lugar. Además, el bellísimo escenario queda completo con las aguas cristalinas del mar, que invitan a un refrescante baño.
Con once playas muy atractivas para los visitantes, la Isla de Itamaracá presenta sitios hermosos como la Ensenada de los Delfines (en portugués, Enseada dos Golfinhos), de aguas tranquilas y rodeada de manglares y cocoteros, y el Puntal del Jaguaribe, un lindísimo escenario ideal para tomar fotografías. Asimismo, la Playa del Pilar, de notable belleza, es otro lugar que vale la pena conocer.
Para los más pequeños, una opción que agradará bastante es el Ecoparque Pez-Buey & Cía., en que el protagonista es esta exótica especie de mamífero acuático, también conocido como manatí. Por otra parte, Villa Vieja (Vila Velha, en español), el sitio más alto de la isla y cuya fundación ocurrió en 1540, proporciona vistas espectaculares y además conserva sus casonas coloniales, así como tiene a las ruinas de la Iglesia del Rosario de los Negros entre sus principales atractivos.
Como no podría dejar de ser, la Isla de Itamaracá tiene también excelentes alternativas para degustar algunas de las delicias de la región. El cangrejo y el camarón son servidos fritos, mientras el ‘caldito de sururú’ y el ‘filete de aguja blanca’ —un pescado que solo es encontrado en el Nordeste de Brasil— también son muy apreciados, al igual que los postres, con refrescantes frutas como el mango y el cayú.
Foto: estuario en la Isla de Itamaracá, por LeRoc (Wikipedia)