Entre los muchos destinos que uno puede elegir en Colombia, uno se destaca por su extraordinaria belleza y riqueza histórica y cultural. Cartagena de Indias, en el norte de Sudamérica, es sin lugar a dudas una de las ciudades más hermosas del continente, con un sinfín de atractivos tanto en la costa como en sus calles y barrios llenos de color y magia.
A orillas del incomparable Mar Caribe, Cartagena fue uno de los más importantes puertos de toda América en la época colonial, y de esa esplendorosa época han quedado muchos monumentos y gran parte de su rico patrimonio artístico, histórico, arquitectónico y cultural. Con una población de alrededor de 1 millón de habitantes, la ciudad se ha acostumbrado ha recibir miles de turistas cada año, siendo hoy uno de los lugares más visitados de Colombia.
Cartagena tiene la característica de tener un clima agradable durante todo el año, aunque bastante cálido por lo general. En efecto, en todos los meses se registran temperaturas superiores a los 35ºC, y en ninguno el termómetro llega a marcar más que 1 o 2 puntos por debajo de los 20ºC. La fuerte humedad relativa del aire (algo alrededor del 90%) acentúa la sensación de calor.
Declarada hace casi 30 años como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, Cartagena tiene incontables puntos turísticos, entre los cuales se puede destacar al Reloj Público, puerta de entrada a la Ciudad Amurallada. El centro histórico de la ciudad, rodeado por murallas, contiene construcciones de incalculable valor histórico, y es muy común encontrar casas de estilo colonial y colores de los más variados.
La Catedral, cuya construcción duró de 1575 a 1612 y cuyo altar de madera es ricamente adornado con oro, es uno de los templos más interesantes para conocer en la ciudad. Otro es la Iglesia y Monasterio San Pedro Claver, que además consta de un museo arqueológico. Asimismo, el convento de Santo Domingo, fundado en 1551, y el Claustro de San Francisco, en 1555, son de notable belleza.
También dentro de la Ciudad Amurallada, se encuentran Las Bóvedas, entre los fuertes Santa Clara y Santa Catalina. Con 47 arcos y 23 bóvedas, alberga en la actualidad tiendas de artesanías y antigüedades, además de bares y galerías. A su vez, la Plaza de Bolívar consta de un lindo parque con la estatua del Libertador, y la Plaza de los Coches, antiguo local de venta de esclavos, hoy posee portales donde se venden exquisitos dulces caseros.
Continuando el paseo por el centro, el turista debe visitar el Palacio de la Inquisición, edificio donde funcionó el Tribunal de Penas del Santo Oficio, desde 1610 y durante más de dos siglos. De estilo colonial, consta de cárceles y cámaras de tortura. También llama la atención el Museo del Oro, cuya colección de la cultura Zenú llega a casi 700 piezas de orfebrería, cerámica, piedra, conchas y hueso.
En la Bahía de las Ánimas, se encuentra el Muelle de los Pegasos, donde atracan embarcaciones pequeñas de pasajeros o mercaderías. Pero si se trata de conocer una zona tradicional, es obligatorio un paseo por el Barrio Getsemaní, con sus bares, cafés, restaurantes y diferentes negocios, siempre con un estilo pintoresco y que rápidamente atrapa al turista. La Iglesia de la Santísima Trinidad, el Parque Centenario y el ya mencionado Claustro de San Francisco también se encuentran allí.
Ya fuera de la Ciudad Amurallada, se destacan el Fuerte del Pastelillo, el Monumento a la India Catalina y el Castillo San Felipe, erigido sobre la Colina de San Lázaro en los primeros siglos de la época colonial. Sus imponentes murallas y sus misteriosos pasajes secretos encantan a turistas de Colombia y del exterior. Así como las playas y los alrededores, que de tan pródigos merecen un texto exclusivo para describir tanta belleza.
Fotos: atardecer, por Rory O’Bryen; y calles de Cartagena, por Pedro Szekely (todas en Flickr)